Registrada por I.M. Rozvadovsky (que nació en 1918) en Terebovlia en 1978.
Hubo un tiempo en el que la gente empezó a caer al suelo y a morir súbitamente uno a uno.
Nadie sabía que era lo que causaba esta enfermedad. Una persona cualquiera caminando por la calle simplemente caía al suelo, su piel se ponía negra y rápidamente expiraba.
La gente huyó hacia los bosques, pero la enfermedad los persiguió. La peste no distinguía entre jóvenes o viejos, mujeres u hombres, y en muchas aldeas ya no quedaba nadie que enterrara a los muertos.
Una pobre viuda que se llamaba Mariya vivía en una aldea a las orillas del río Dniester. La plaga se había ya llevado a su esposo y cinco de sus hijos. Sólo la hija menor, Ivanka, vivía aún.
Mariya vigilaba a su hija pequeña, protegiéndola como su mas valioso tesoro.
Pero la enfermedad llegó a su hogar y la jovencita se comenzó a poner muy pálida y temblar; ya no quería comer y apenas bebía agua, consumiendose rápidamente frente a los ojos de su madre.
Le rogó a su mamá:
-¡Salvame, mamá!, ¡No quiero morir!.
Y sus ojos, moribundos, seguían los pasos de su madre por la habitación.
Una noche se detuvo una anciana en su casa. Mariya no la vio entrar, pero la mujer exclamó:
-¡Gloria a Dios!, ¡Buen dia!
-¡Gloria a Dios!
-¿Que es esto?, ¿Tu última hija muriendo?
-Si, ¡quisiera que ella viviera!
Y entonces Mariya le tomó las manos a la anciana y se hincó.
-Querida abuela, rezaba a Dios que enviara a alguien para ayudarnos a salvar a mi última hija. ¡No quiero quedarme sola en mi vejez!
A la anciana estas palabras le tocaron el corazón y dijo:
-Te diré el secreto de esta terrible enfermedad, pero júrame que no se lo dirás a nadie. Júralo por tu hija.
-Lo juro…. ¡Por la vida de mi hija!
– Nuestro Dios ha mandado sobre nosotros a la Muerte Negra. El número de pecadores ha aumentado y Dios ordenó que todas las personas que no lleven una cruz deben perecer. Los demonios rieron y bailaron y continuaron matando a todos los que no usaran una cruz. A ellos no les importan las almas de los hombres y, si: los justos y los pecadores mueren por igual. Tu has conocido el trabajo de la muerte dentro de tu propia familia. Y te daré un consejo: borda cruces en las mangas, en el faldón y en todos lados. Utiliza colores negros y rojos que los demonios puedan ver de lejos…. Pero, no le digas a nadie, o veras a tu hija perecer frente a tus ojos.
Le tomó a Mariya un poco más de una hora bordar cruces en rojo y negro en la blusa de su hija. Las cruces, en punto de cruz, brillaban bajo la luz del sol.
Y la salud de Ivanka mejoró. Día a día. Y entonces la chica pidió a su madre:
– Por favor, mamá, añadele una corona bordada de endrino… Y un ramillete de Kalyna… (viburnum).
Los aldeanos se maravillaron por la nueva y brillante blusa bordada de Ivanka y supusieron que ellas iban al bosque a vivir solas.
Las cruces fueron bordadas para bendecir a Dios. Y la salud de Ivanka continuó mejorando; ella empezó a saltar y reír y cantar de nuevo.
Sin embargo, el corazón de su madre se rompía cada vez que ella veía a la muerte llevándose a alguien más al cementerio.
Un dia Ivanka entró corriendo y llorando a la casa; de su rostro fluían abundantes lágrimas. Tomó el brazo de su madre y la llevó halada al patio del vecino.
La muerte, los demonios, se había llevado a dos más de los amigos con quienes Ivanka jugaba a diario: los dos gemelos, los bebés del vecino.
Y Mariya empezó a adelgazar y adelgazar, más y más; se convirtió en la sombra de si misma. Acariciaba y besaba a su hija, de día y de noche, mientras negros nubarrones comenzaban una tormenta en su cabeza:
– ¡Oh, querido Dios!, ¡eres mi única esperanza!.… pero los niños siguen muriendo… ¡SEÑOR! ¡No sobreviviré a todas estas muertes!
Mariya no lo pudo soportar más. Corrió, desesperada y aterrorizada, de casa en casa:
– Bordad cruces, mis queridos amigos…. Bordad cruces en vuestras camisas y ropa.. ¡Y viviréis! ¡Salvaos!
Los aldeanos se encerraron con llave en sus casas. Pensaron que la muerte estaba llevándose a Mariya, y la locura la había invadido de primero.
Nadie le creyó.
Mariya corrió a casa, tomó a Ivanka en sus manos y se apuró a la iglesia de la aldea.
Tocó con fuerza e insistencia las campanas y todos los aldeanos llegaron corriendo.
Mariya besó profundamente a su hija y habló con la gente:
– Entonces… ¡No me creéis! ¡Vosotros pensáis que soy tonta! Bien, asi sea… ¡Lloro por vuestros hijos!
Entonces se volteó y arrancó la camisa bordada de la espalda de Ivanka.
La espalda de la niña se tornó negra, se deslizó al suelo y falleció allí mismo.
– ¡Asesinos!, ahora, ¡ved a casa y bordad la ropa de vuestros hijos, y la propia!
Dijo Mariya, y cayó muerta a los pies de su hija.
A partir de ese día, la gente borda cruces y otros motivos en sus camisas y otras prendas, y la plaga negra desapareció de aldeas, de bosques y de mares.
Luego ya no hubo necesidad de cruces. Las madres enseñaron a sus hijas, que a su vez enseñaron a sus hijas, y cada hogar estuvo agraciado con una camisa bordada, o blusa, o delantal.
Tales bellas prendas son usadas hasta este mismo momento. Pero poca gente conoce el origen de esta belleza….
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